Estudios de Política Exterior. Julio – agosto 2015
Autor: Santiago De Torres
Algunos países en vías de desarrollo disponen hoy de cardiólogos ‘on-line’, pese a que nunca los tuvieron en persona. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación dan a los sistemas de salud un nuevo enfoque en prevención, diagnóstico y tratamiento.
Los Sistemas de Salud de la mayoría de los países desarrollados están sufriendo un incremento del gasto y una demanda cada vez mayor de servicios asistenciales por parte de los ciudadanos, lo que unido al incremento de la esperanza de vida y al envejecimiento de la población, está produciendo el cuestionamiento de la propia viabilidad y sostenibilidad de esos sistemas. Actualmente la media del gasto público destinado a la sanidad en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es del 10 por cien del PIB, y de mantenerse el ritmo de gasto, se prevé que alcanzará el 27 por cien en 2050.
Uno de los cambios más relevantes de nuestra sociedad es el relativo a la digitalización de la información, la capacidad de gestionar enormes bases de datos, de transmitir esa información a tiempo real a través de la red, de gestionar imágenes y sonidos con un alto nivel de precisión. El acceso de los ciudadanos a toda clase de información, está originando una revolución en la mayoría de los aspectos de la vida, y la salud no es ajena a esta transformación. Hoy sabemos por experiencias ya contrastadas que la digitalización de los servicios de salud beneficia a los ciudadanos, mejora el rigor y la acción de los profesionales, supone un ahorro al sistema sanitario y ofrece un sinfín de oportunidades inimaginables hace tan solo pocos años; monitorizar a pacientes crónicos en sus domicilios, disponer de especialistas on-line, evitar duplicidades en pruebas diagnóstica, generar y promover hábitos de vida saludables mediante programas personalizados, son algunas de ellas.
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