Canadá, tiene uno de los más altos gastos sanitarios de los 35 estados que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), concretamente un 11,1% de su PIB, con una tendencia a un crecimiento anual del 2,7% mientras que España dedica un 6,2% de su PIB a Sanidad, y la proyección hasta 2060 avanza que no se superará el 7%.
Las cifras hablan por sí solas, y son importantes, pero lo son aún más si entramos en el detalle de qué se hace con ellas y en este punto encontramos la apuesta decidida que en este momento está haciendo Canadá por la Salud Digital.
Salvando particularidades podemos decir que hablamos de entornos similares en lo que a la Salud se refiere: aumento de la expectativa de vida con calidad, cronicidad de las enfermedades más prevalentes, mejoras en su diagnóstico, tratamiento y seguimiento, apuesta por el Bienestar, modelos demográficos… a los que se añade un mundo digital, global, sin excepciones, y conectado.
Hemos de seguir poniendo el énfasis en lo “digital” tras la palabra salud, algo que ya no ocurre en otros sectores puesto que ya han hecho la transformación hace tiempo y es algo obvio; entendiendo por Salud Digital el uso de las tecnologías de la información y comunicación en la atención sanitaria, en su visión integral.
La Salud Digital ofrece ventajas respecto a los servicios sanitarios tradicionales por el hecho de que permiten conectar a profesionales y pacientes de manera rápida, sencilla, cómoda y en muchos casos, eficaz y casi siempre eficiente. Porque si hay una característica propia y definitiva para su adopción es la posibilidad de que, en base a resultados, incluso en tiempo real, se pueden tomar decisiones de seguimiento y planificación.
Entre estas ventajas se encuentran la posibilidad de prestar servicios a larga distancia, el ahorro de tiempo y costes de desplazamiento, la reducción de estancias y visitas a clínicas y hospitales, dar opciones de accesibilidad a ancianos y discapacitados, etc. El impacto económico en el Sector se refleja en el ahorro de costes que supone para las arcas públicas. Este ahorro ha sumado por diferentes conceptos más de 20.000 millones de dólares canadienses desde 2006.
Las oportunidades son muchas y de calado, para todos los agentes intervinientes. Todo el mundo, sin excepción, tiene entre sus manos un dispositivo móvil, siendo este el canal ideal para llegar al usuario final y así poder ofrecerle servicios de salud al alcance de su mano (nunca mejor traído). El envejecimiento de la población y los pacientes crónicos también son una oportunidad para los dispositivos cuantificadores que recogen datos de salud para todos aquellos usuarios que necesitan un seguimiento más frecuente y continuado.
En el recién finalizado Mobile World Congress (MWC) que se ha celebrado en Barcelona, se ha constatado que el número de líneas móviles supera por primera vez al de habitantes en el mundo, concretamente el número de tarjetas SIM utilizadas por personas alcanzó durante 2017 los 7.790 millones, cuando la población mundial ronda los 7.600 millones.
En este entorno diferente y nuevo, la Salud no puede ser ajena y quiere servirse de su potencialidad para establecer las mejores condiciones entre proveedores, prestadores y los pacientes o ciudadanos apoyados por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, es decir, la Salud Digital.
Para más información sobre el mercado de la salud digital en Canadá, recomendamos el resumen ejecutivo del ICEX.