2021-23: años de consolidación
El uso de tecnologías de salud digital se disparó durante 2020 para hacer frente a las consecuencias más inmediatas de la pandemia de COVID19. Hospitales y centros de salud emplearon tecnologías de salud de todo tipo para continuar prestando atención mientras la gran mayoría de recursos sanitarios estaban dedicados a la contención y tratamiento de la epidemia global.
Si el año 2020 fue el año del crecimiento, los años siguientes deberán ser los de la consolidación de la salud digital. Para ello, será necesario que esta esté asentada en cimientos sólidos. Sin, bases sólidas no será posible progresar. Estas son:
- Ciberseguridad.
- el desarrollo e implementación de nuevas capacidades, tecnologías y dispositivos.
- la inteligencia artificial y big data.
- Y finalmente, last but not least, un marco legal y jurídico adecuado.
Ciberseguridad.
En 2020 se incrementaron los ataques informáticos contra bases de datos de servicios médicos. Los ataques ya no se limitan a phishing (robo de identidad) o ingeniería social. Durante 2020 hubo ataques con ransomware que ralentizaron y suspendieron las operaciones de hospitales y ambulatorios en los EE. UU y en otros países. En octubre de 2020, por ejemplo, piratas informáticos atacaron a seis hospitales con el ransomware Ryuk, que llegó a obligar a algunos hospitales a cancelar operaciones no urgentes e incluso puso vidas en peligro. Episodios como esto confirman la necesidad de reforzar las medidas de ciberseguridad. La salud digital no será posible sin un entorno seguro y protegido de la ciberdelincuencia.
Desarrollo de nuevas capacidades, tecnologías y dispositivos.
Los asistentes de voz como Alexa o Google Home ya son de uso común en muchos hogares. Diversas empresas e instituciones están trabajando en el uso de aplicaciones similares en la atención sanitaria para su instalación en las habitaciones de los pacientes. Las empresas Epic y Cerner, por ejemplo, están trabajando en el desarrollo de una tecnología de voz ambiental orientada a la atención sanitaria. También se está trabajando en un asistente de voz basado en inteligencia artificial que puede escuchar y comprender una conversación entre paciente y médico. Todas estas nuevas tecnologías y dispositivos, a su vez, requieren potenciar su interoperabilidad. 2021-23: años de consolidación.
Inteligencia Artificial y Big Data.
La Inteligencia Artificial ha cobrado una importancia crucial durante la pandemia: gracias a la IA hemos podido desarrollar modelos predictivos de la progresión del COVID19 en pacientes. También se ha utilizado mucho para rastrear el virus y en modelos de expansión a nivel regional y global. No obstante, debemos remarcar que la IA no reemplazará a los médicos, pero los médicos que no sepan utilizarla estarán en desventaja y darán una atención médica menos eficiente. Los nuevos dispositivos biomédicos, combinados con el aprendizaje automático y la IA, transformarán la atención médica, la investigación y los protocolos de tratamiento. La salud digital permitirá a más organizaciones sanitarias acceder a capacidades técnicas con las cuales proporcionar medicina de precisión y analítica predictiva.
Para que todos estos datos puedan traducirse en una atención médica mejor y más segura es necesaria una gestión de datos centralizada y eficiente. Microsoft, Amazon y Google ya han creado nubes diseñadas de forma específica para la atención médica.
Un marco legal y jurídico adecuado.
Como ya hemos apuntado en comentarios anteriores, la salud digital requiere de un marco legal y jurídico adaptado a los cambios constantes. Los principios rectores que deben regir en todo momento la salud digital y la telemedicina deben ser trasladados a una normativa legal y jurídica de ámbito nacional y europeo. Las guías como la publicada por ASD son un primer paso, pero es necesario dotar a la salud digital de un marco legal sólido que suprima aspectos poco definidos y susceptibles de provocar problemas legales.