Los avances de la Inteligencia Artificial son cada vez más innegables: ChatGPT y modelos similares parecen ofrecer un gran potencial en multitud de campos, y en la medicina en particular. Sin embargo, la aplicación práctica de cualquier nuevo concepto, diseño o máquina siempre implica problemas de inicio. Esto es algo inevitable. En este sentido, un grupo de expertos ha planteado una serie de inquietudes y cuestiones sobre la IA en medicina. Dudas de uso práctico y, no menos importante, cuestiones éticas.
Estas serían las principales:
- Las aplicaciones de IA utilizan años y años de publicaciones científicas. En un primer momento, esto nos podría parecer un punto a favor. Sin embargo, la evidencia médica anticuada puede ser peligrosa. Es evidente que el conocimiento y la práctica clínica «cambia y evoluciona con el tiempo». No hay forma de saber de dónde obtiene su información. ¿De un artículo de 2021, o de uno de 1951? No lo sabemos.
- ChatGPT suena creíble incluso cuando proporciona hechos inexactos y referencias ficticias. En este sentido, hay quien teme que la IA tiene un potencial inmenso para la desinformación, ya sea en la medicina o en otros campos.
- Los médicos podrían recurrir al software en busca de orientación moral o ética. Ciertos expertos en bioética temen que los doctores recurran al programa cuando se enfrentan a una decisión dura como por ejemplo si es adecuado operar a un paciente con bajas posibilidades de supervivencia o de recuperación.
- Con el tiempo, existe un riesgo real de pérdida de capacidades en los profesionales sanitarios si estos se acostumbran demasiado a utilizar la IA, «en lugar de pensar por sí mismos y elucidar situaciones complicadas».
- Gracias a su capacidad de adoptar un tono erudito, los chats de IA son capaces de influir, o incluso engañar, a los humanos. Este problema, no obstante, tiene fácil solución: el chat debe operar siempre bajo la estricta supervisión de un experto humano.
- Existe el peligro de que, una vez el experto confíe en la IA, dejen de «revisar de forma crítica los resultados de la IA y comiencen a aplicarlos sin pensar». Este problema, denominado «sesgo de automatización» es abordado en un artículo de científicos de la Universidad de Colonia, Alemania.
En consecuencia, la plena aplicación de la IA en la práctica clínica aun requerirá años. Será un proceso continuo que abarcará años. Por otra parte, el hecho de que surjan estas cuestiones, por otra parte, indica lo muy cerca que estamos de aplicar esta tecnología a la práctica clínica. Como ya hemos comentado en artículos interiores, la IA no reemplazará al experto, pero aquellos profesionales que no sepan utilizar sus herramientas estarán en desventaja y obtendrán resultados de diagnóstico y tratamiento inferiores a quienes sí sepan.