Hace ya once años que comenzó un ciclo de congresos sobre salud digital. El Congreso internacional de Salud Digital, dentro de la Universidad del País Vasco. En el campo de las tecnologías digitales, once años es mucho tiempo. Por aquel entonces, parecía difícil, utópico incluso, hablar de algo que todavía no se podía tocar ni ver en la práctica. Sin embargo, había un grupo de profesionales que veía que esto sería imparable en una década, como así ha sido.
En estos once años, el congreso, dirigido por nuestra compañera Marisa Merino, hemos pasado de la utopía a la realidad. Una realidad en la que tenemos tantas cosas que contar que nos falta el tiempo, a tal punto que decimos ampliar dos días y dos sedes más, Madrid y Barcelona. También me gustaría reseñar el interés de la comunidad hispanohablante del otro lado del Atlántico, con más de 400 personas inscritas, en su gran mayoría latinoamericanas, además de la aportación presencial de amigos de Colombia, México, Perú y Brasil.
Reflexiones finales
En el transcurso de la semana de salud digital repasamos las evidencias, y comprobamos la necesidad de competencias digitales, de formación, entre el personal sanitario. Sin esto, no será posible llevar a la práctica clínica, a la investigación y el diagnóstico. Hemos compartido experiencias que están teniendo lugar en este mismo momento. Por supuesto, hemos trabajado sobre la Inteligencia Artificial y todo lo que esta está aportando en la práctica sanitaria. Asimismo, hemos compartido alianzas estratégicas en salud digital que están en marcha para la plena implementación de la salud digital.
En sus reflexiones finales, Julio Mayol abordó la cuestión de la estrategia de fondo: para qué la salud digital y apuntó una serie de interesantes reflexiones sobre qué significa la salud digital y el sentido epistemológico de la palabra «precisión». En su comentario, ilustrado con unas interesantes diapositivas-resumen (que pueden descargarse aquí), el Dr. Mayol reclamó un cambio de mentalidad para poder llegar aplicar la medicina de las cinco pes: personal, preventiva, predictiva, participativa, poblacional. No será posible empoderar al paciente si no se empodera y protege al profesional sanitario. Los pacientes deben poder tomar las riendas sobre su propia vida: eso, concluye el Dr. Mayol, es medicina personalizada.